sábado, 4 de septiembre de 2010

Estoy orgullosa de ser una niña (:

Supongo que sigo sintiendo, supogo que en realidad me duele...
Es difícil, más duro de lo que pensaba, el hecho de callarselo todo, como si tuviera cinta aislante tapándome la boca.
Cada vez me resulta más difícil vivir aquí, cada vez mis pulmones aguantan menos el aire de esta habitación.
¿Pero qué hago? No puedo defenderme.
Estos pies están muy cansados de andar, pero si me paro será peor y si ando, no sé que pasará.
Puede que sea una inmadura, puede que sea una niña pequeña, pero no sé, me siento bien siendo de esta manera.
Me gusta ir a la calle e ilusionarme persiguiendo una paloma, me gusta ir a la calle, a reirme de todo o de nada, simplemente reirme porque sí. Me gusta correr como una loca, chillar, saltar, gritar, me gusta jugar con niños pequeños.
¿Cual es el problema?
Vivimos en una sociedad en la que todo el mundo se cree mayor y maduro. Sin embargo, ¿de qué nos sirve?
Prefiero ser una maldita niña que una adulta.
Los adultos no sienten la magia en sus almas, están cansados, vacíos, faltos de amor.
Vivimos en una sociedad podrida, con gente podrida. Las risas de los niños es lo único bonito que hay en este mundo. Porque, si veo la sonrisa de un adulto, me decepciona pensar que tengo que crecer. Esos dientes, de tabaco, café, bebida, o esa risa tan falsa. ¿Por qué los adultos eligen la ropa de sus hijos? Los niños saben que les gusta para ponerse, una camiseta de princesas o una camiseta con calaveras. ¿Qué mas da?
Queremos que los niños no sean marginados, ni estén tristes...
¿Por qué los matamos psicológicamente a diario?
Queremos que los pobres niños caminen tristes por las calles tristes, con tristes amigos, tristes mascotas y tristes juguetes. Queremos que lloren en vez de reir. Así... no me extraña que la mayoría acaben suicidándose. Cortarse las venas, ahorcarse, ahogarse en la bañera... ¿Queremos eso en nuestra sociedad? Esto demuestra una vez más, lo cruel que es el ser humano con los demás. No pienso renegarle ni una vez más a nadie porque esto, porque lo otro. La respuesta es siempre, porque sí o porque no. Que os den a todos. Si no os importamos a vosotros, vosotros a nosotros aún menos. Se acabaron las risas inocentes. Ahora sabremos reír con motivo, pero seguiremos siendo unos niños, inocentes e inmaduros. Infantiles. Hasta que seamos libres de estas cárceles. Nos cogeremos de la mano y andaremos juntos, con nuestros pequeños pies en nuestras pequeñas zapatillas. Con nuestras mochilas de preescolar. Y con cereales, galletas de dinosaurios y de chocolate. Con nuestra pelota de los pokemon y todos nuestros cochecitos y nuestras muñecas. Aprendiendo cada día lo maravilloso que es ser un niño pequeño. Donde el dinero no importa. Donde las risas no están justificadas. Donde podamos vivir tranquilos. Donde los niños tienen derecho; derecho a ser libres, derecho a expresar sus ideas, derecho a no ser maltratados. Donde nadie nos diga que hacer o que no hacer. Lo decidiremos nosotros, con nuestra pequeña cabecita. Y si nos equivocamos correremos llorando hasta que divisemos otra idea. Sin adultos, sin madurez, sin razón de ser. Simplemente... Infantiles, como todos fuimos o somos alguna vez...
Os dejo con una canción, que estuvo presente en mi infancia, y que, si no os gusta, es que no encontráis el niño que hay en vosotros...
http://www.youtube.com/v/b7gYadhs6mk

No hay comentarios:

Publicar un comentario