miércoles, 10 de agosto de 2011

Eres lo más bonito del mundo.

Cada segundo que pasa estoy más segura de ello. De eso y de que te llevas mi corazón atado al tuyo, vayas donde vayas. No importa dónde estés durmiendo porque yo sé que estoy a tu lado. Y te miro y te recorro con mis ojos y te observo dormir. Te puedo asegurar que es interensantísimo conocer cada uno de tus movimientos. Nunca me pareció tan fascinante la forma de parpadear que alguien pueda tener, la forma en que lo haces todo. Y es eso quizás lo que me tiene completamente chiflada por cada uno de los milímetros que componen todo tu completo ser. No solía obsesionarme con demasiadas cosas aparte de mi música, pero me parece imposible no estar obsesionada por ti, me parece imposible no adorarte como ángel que me pareces. Y por muy imperfecto que puedas llegar a ser estos ojos míos sólo pueden ver cada uno de tus defectos como simples virtudes a tu favor. Estos ojos sólo saben mirarte con amor. Sólo saben que te adoran, tanto como te adoro yo y tanto como te adora mi corazón. Se hace complicado explicar el ciclo de la respiración cuando estás al lado, o cuando escucho tu voz, o cuando leo tus palabras. Respirar deja de ser espirar e inspirar. Respirar se vuelve un auténtico caos, es complicado cuando te siento a mi lado. Y puedo sentir simultáneamente, como acordes en una guitarra, como cada trocito de ti se queda en el aire que respiro y como cada trocito de mi se queda en el aire que espiro y sé que ese aire que yo espiro vuela hacia ti. Soy capaz de olerte a kilómetros de distancia, soy capaz de oírte cuando escribes. Soy capaz de mirarte a los ojos sin verte. Porque mis ojos siempre miran los tuyos, con su bosque de pestañas, estés o no al lado, estemos o no hablando, estemos o no cerca. Desde lo más profundo de mi ser, una línea, un estrecho lazo hace que nuestras miradas se crucen en un inocente punto de este cielo estrellado. Y en el fondo es porque sé que esa luna llena que me da la luz en este mismo instante es la misma luna que acaricia con sus manos radiantes y blancas tu cara, y sé que esas manos en realidad son las mías. Porque yo sé que la luna sabe que quiero tocarte, y como sabe que no puedo hacerlo con mis dedos lo hace ella con los suyos. Pero son los míos, no te equivoques. Los rayos de luna que se te enroscan en los cabellos son mis dedos en busca de ti. Y cada soplo de viento es un te amo de mi corazón. Y cada rayo de sol no es más que un abrazo que te brinda mi alma. Todo este infinito cielo azul turquesa te observa, como yo te observo.
Sólo puedo decir algo más que nadie podrá decir ni demostrar. Y es que te amo, no preguntes cuánto o si mañana más, sólo necesito que sepas que te amo a pesar de todo, de todos los centímetros que nos separan. Porque algún día, serán mis dedos los que te acaricien, algún día seré yo la que te abrace y algún día podré amarte en persona, sin palabras, pero con amor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario